Tras una ruptura sentimental o recibir una herencia, el reparto de los bienes comunes no es tarea fácil, sobre todo si la relación entre los titulares no es buena.
Cuando se trata de repartir propiedades inmobiliarias, especialmente cuando uno de los propietarios no vive en la misma localidad donde se encuentra la vivienda, es frecuente que otros aprovechen esta circunstancia para arrendarla sin su consentimiento y obtener beneficios de ella sin hacer partícipe al primero.
En estos casos, como en tantos otros en los que intervienen detectives privados, las pruebas aportadas por éstos son determinantes a la hora de hacer las correspondientes reclamaciones en sede judicial.
Comprobar que la vivienda está ocupada habitualmente, si sus inquilinos entran en ella utilizando una llave propia, si pagan una renta, el valor de ésta, desde cuándo se encuentran allí, etc. son algunas de las múltiples evidencias que un detective puede obtener.