Los fraudes a las compañías de seguros se han disparado en los últimos años y las denuncias en los juzgados han proliferado. Por eso, cada vez son más las que recurren a la contratación de detectives privados para investigar posibles estafas.
El papel del detective como testigo en las causas judiciales es determinante en la mayoría de los casos.
Las simulaciones de robos están a la orden del día, pero lo que más preocupa a las aseguradoras son los accidentes fingidos con víctimas. Si el perito sospecha y no lo puede probar, entra en escena el detective privado.
En la mayoría de los casos, si los implicados no han llegado a cobrar de las compañías, se les imputa una simulación de delito. Si han conseguido el desembolso económico, la pena se agrava, porque también se les imputa un delito de estafa.
Además de accidentes fingidos, el grueso de denuncias se debe al robo de teléfonos móviles de última generación, que en muchas ocasiones siguen en manos de sus dueños.
Fuente: www.farodevigo.es