El seguimiento a adolescentes es un caso común para
los investigadores privados: padres de
adolescentes que quieren saber qué hacen sus hijos.
Se trata del tipo de casos más complejo que hay por la gran
movilidad que tienen: se pueden desplazar en transporte público, taxi, bajarse
y ser recogidos por un coche… Además, los sitios que suelen frecuentar, parques
y zonas de poco acceso si coquetean con drogas, se encuentran muy al
descubierto. Para mimetizarse en el ambiente y observar sin ser vistos hay más
dificultad.
Para averiguar qué está haciendo un adolescente se necesita, en
la mayoría de los casos, un seguimiento de un fin de semana completo, aunque
también hay seguimientos que se hacen diariamente, cuando las sospechas de los
padres parten de los novillos que hace el chico, o tras la salida del
instituto.
Lo más adecuado es que se encarguen del caso dos detectives: uno
experimentado y el otro, lo más joven posible, para que pueda mezclarse bien en
el ambiente del menor. Por otro lado están los medios técnicos: sofisticados
equipos de grabación que no pongan al descubierto a los perseguidores. Tras una
sola semana, los padres vuelven al despacho y ven en una cinta de vídeo lo que
sus hijos no les quieren contar.
Los detectives vigilan a jóvenes de 14 a 30 años (estos últimos
pertenecen al grupo de los que aún no se han emancipado o arrastran problemas
desde hace tiempo). La mayoría de los seguidos son adolescentes que tienen un
cambio brusco en sus relaciones de familia, o en sus estudios, o en su
comportamiento general, que pasan todo el día o gran parte del mismo fuera de
casa, llegando a haber una profunda incomunicación con sus progenitores, de tal
forma que éstos acuden a uno o varios profesionales en busca de soluciones.
Los padres que contratan detectives privados proceden de estratos sociales diferentes y en la mayoría de los casos se trata de padres divorciados.
Los detectives privados pueden proporcionar a tiempo una
información valiosa a la familia para que pueda poner el asunto en manos de
otro profesional.
MOTIVOS QUE PREOCUPAN
- Consumo de alcohol. Lo hace, habitualmente, más del 60% de los jóvenes de 14 a 20 años.
- Coqueteos con las drogas. Según datos del Plan Nacional sobre Drogas, el 31% de los adolescentes ha probado el cannabis.
- Embarazos no deseados. Cada año se quedan embarazadas más de 18.000 menores de 19 años, según la Sociedad Española de Medicina de Familia.
- Acoso escolar o 'bullying' por parte de sus compañeros. Ocurre, según diversos estudios promovidos por el Ministerio de Educación, en hasta el 12% de los alumnos no universitarios.
- Trastornos de la imagen y la alimentación. Anorexia, bulimia nerviosa… Las sufren el 3% de las adolescentes españolas, según el Ministerio de Educación.
- Malos tratos. Una cuarta parte de las denuncias interpuestas por mujeres que sufren malos tratos son de menores de 20 años.
- Problemas derivados del mal uso de Internet. La adicción a Internet afecta, sobre todo, a chicos mayores. Según un estudio publicado en "Evidencias de Pediatría", son jóvenes que dedican más de 20 horas semanales a la web y la utilizan para jugar "on line".
- Sectas y socioadicciones. Según el Instituto de Sociología Aplicada, en España hay 150.000 jóvenes que pertenecen a sectas.
- Depresión y trastornos emocionales. Responsables del 10,75% de las muertes de adolescentes, según el Instituto de la Juventud (INJUVE.)
- Accidentes de tráfico. Son responsables del 33% de los fallecimientos de jóvenes, según estudios del INJUVE.