¿Qué posibilidades hay de que una madre y su hijo se caigan en distintas tiendas del mismo Centro Comercial, el mismo día, con pocos minutos de diferencia y que además sufran idénticas lesiones?
Las evidencias de este caso las aportaron los detectives privados contratados por la aseguradora de ambos establecimientos, que era la misma compañía, algo que ignoraban los aspirantes a defraudadores.
Otro caso curioso es el de una mujer que demandó a un Centro Comercial por una lesión en la rodilla, producida al resbalar en un charco de agua que ella misma había derramado poco antes de la caída, como se pudo demostrar gracias a las cámaras de seguridad del centro.
Tampoco tuvo suerte un hombre que intentó perjudicar a un vecino con el que estaba enemistado fingiendo que éste le había atropellado y causado lesiones. Para ello, robó la documentación del vehículo de su vecino, al enterarse de que estaba en reparación en un taller cercano, con lo que consiguió los datos necesarios para rellenar el parte de lesiones. Sin embargo, olvidó un pequeño detalle: no era muy creíble que el taxi que supuestamente le llevó al hospital tras el atropello le costara 3.600 euros, según una factura que presentó.
También es posible encontrar cosas muy curiosas en las redes sociales, como fotografías de un supuesto tetrapléjico bailando.
Pese a que los fraudes son muchos y muy imaginativos, el trabajo de investigación y detección realizado por detectives privados para las aseguradoras es intenso, lo que permite a éstas reducir considerablemente los millones de euros defraudados cada año. Las aseguradoras invierten cada vez más en mejorar sus programas de investigación y detección para este fin.
Fuente: La Voz De Galicia