El pasado mes de agosto, se produjo un incendio en una planta de reciclaje de sustancias químicas, en la localidad de Chiloeches (Guadalajara), que había sido clausurada tiempo atrás al detectarse que se estaba produciendo un presunto delito medioambiental.
Tras semanas de vigilancia, un informe elaborado por una agencia de detectives confirmó que la empresa se dedicaba presuntamente a camuflar entre escombros residuos tóxicos provenientes de la industria química y farmacéutica.
Desde la asociación explican que las bañeras de los camiones se rellenaban colocando en la parte inferior la mezcla de residuos peligrosos y depositando en la parte superior residuos de demolición.
Según la investigación, el proceso se llevaba a cabo en la parte trasera de la empresa, yendo a parar la mezcla de residuos tóxicos e inocuos a vertederos de demolición, es decir, vertederos que no tienen medidas de seguridad, ni separan los líquidos de los sólidos. Esto conlleva la contaminación de los acuíferos, según afirma Ecologistas en Acción.
Llevando a cabo el tratamiento de dichos residuos de esta forma, el gestor se ahorra mucho dinero, evitando las plantas de residuos tóxicos y todos sus controles. Por eso, al detectar que se estaba cometiendo un presunto delito medioambiental, tanto la agencia de detectives, como la patronal alertaron al Seprona y cuatro meses después clausuraron la planta.