En los últimos años, ha proliferado el denominado secuestro parental, que es aquel en el que un menor de edad es separado de uno de sus progenitores por parte del otro sin su consentimiento, alejándole de él sin intención alguna de que vuelvan a verse, muchas veces sacándolo del país sin la autorización necesaria y, en los casos más graves, aislándolo de la sociedad con el fin de mantenerlo oculto.
En estos casos, acudir a una agencia de detectives puede ser determinante a la hora de dar con el paradero del menor.
Tras una laboriosa investigación y los seguimientos oportunos, el detective privado puede localizar al menor y contribuir así a su restitución.
En España, la sustracción de menores por parte de los progenitores está tipificada en el artículo 225 bis del Código Penal y castigada con pena de prisión de dos a cuatro años e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de patria potestad por tiempo de cuatro a diez años.