Cuando un producto o una marca tiene éxito, en poco tiempo aparecen copias en el mercado a un precio más bajo, normalmente de peor calidad, que imitan el artículo o marca original, causando un grave perjuicio a la imagen del producto en sí y a la empresa que lo ha desarrollado.
El trabajo de un detective en estos casos consiste en primer lugar en detectar que la falsificación se está produciendo y distribuyendo, y una vez encontrados los puntos de venta, seguir su rastro a través de los canales de distribución hasta llegar a los mayoristas y fabricantes de las falsificaciones.
Las pruebas obtenidas, que podrán ser ratificadas por el investigador privado en sede judicial siempre que sea necesario, son determinantes para apoyar la denuncia y poner así fin a estas actividades fraudulentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario