Cuando surgen problemas en el seno familiar, conocer la verdad lo antes posible es la mejor arma para comenzar a solucionarlos.
La adicción al juego, o ludopatía, es un trastorno caracterizado por la imposibilidad de controlar los impulsos, que se manifiesta practicando, de forma compulsiva, uno o más juegos de azar. Mientras el ludópata procura ocultar su adicción, familiares y amigos intentan buscar indicios en el día a día que les confirmen sus sospechas, aunque en algunos casos son los allegados los que deciden mirar para otro lado, sin afrontar la situación, evitando dar al problema la importancia que merece.
La adicción al juego afecta a la vida diaria del ludópata de tal manera que la familia, la alimentación o el trabajo pasan a un segundo plano, volviéndose esquivo, dejando de rendir a nivel laboral y entrando en una espiral de deudas y mentiras que puede desencadenar, si no se recibe tratamiento a tiempo, otros trastornos tales como depresión, ansiedad, ataques cardíacos e incluso, en los casos más nefastos, intentos de suicidio.
También es posible, en algunos casos ya diagnosticados y en tratamiento, que surjan momentos de recaída que el enfermo, avergonzado, no consiga admitir ni confesar.
En los casos de adicciones, la figura del detective privado es vital para conocer de forma precisa e inmediata si sus sospechas están firmemente fundadas. Las pruebas aportadas por el detective, tanto en el ámbito familiar como laboral, le ayudarán a afrontar el problema, pudiendo plantear las posibles soluciones desde el pleno conocimiento de la situación.
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