El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ha confirmado el despido de un obrero que fue sorprendido por una detective privado cuando trabajaba en una empresa de su mujer pese a estar de baja en otra por incapacidad temporal, que además le hacía la competencia.
La empresa encargó un seguimiento del trabajador a una agencia de detectives privados,
quienes comprobaron que prestaba sus servicios en el establecimiento de
su mujer, que se dedica también a actividades relacionadas con las
artes gráficas.
El seguimiento al que fue sometido
permitió comprobar que este hombre, pese a habérsele prescrito que
debía guardar reposo, "atendía personalmente a los clientes de la
empresa de su mujer y se le vio cargar con paquetes de gran volumen, sin ningún amago de dolor o molestia".
Debido
a la situación que padecía y por la que pasó a la situación de
incapacidad temporal, "debía evitar todo tipo de esfuerzo físico con el
brazo derecho, afectado de tendinosis, tales como coger pesos, y
movimientos repetitivos, o realizar ejercicio alguno que pudiese
perjudicar su recuperación".
La sentencia añade que "si
podía realizar ese tipo de actividad física, como es la carga y descarga
de cajas de gran tamaño, aunque no fuesen pesadas, ello implica que
podía efectuar su trabajo habitual, lo que por sí solo ya
supone la existencia de transgresión de la buena fe contractual entre
trabajador y empresario, lo que justifica el despido".
La Sala de
lo Social ha confirmado la sentencia del Juzgado al desestimar el
recurso presentado por este obrero y ratifica el despido como
procedente.
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