Uno de los trabajos más frecuentes de los detectives privados recibe el nombre de conductas dudosas. Se trata de determinar las actividades realizadas por familiares de los que se cree que tienen hábitos extraños, pero no se tienen más datos, y hay que llegar al punto de contratar a un detective privado para asegurarse y obtener pruebas.
Ludopatía, alcoholismo, drogas, menores que no asisten clase sin motivo justificado o participan en botellones desde edades muy tempranas... Estos y otros problemas de esta índole pueden atajarse planteando soluciones lo antes posible. Es por ello que, cada vez más, padres preocupados por las actitudes de sus hijos y familiares que perciben cambios importantes en sus allegados, acuden a agencias de detectives privados.
Seguimientos y vigilancia diaria y un repaso por las redes sociales son, entre otros, algunos de los métodos utilizados por los detectives para conseguir sus objetivos en estos casos.