Estar de baja laboral, pero irse a trabajar a la vendimia, o negarse a pagar la pensión de un hijo por insolvencia y cobrar un sueldo "en negro" son algunos de los engaños que con mayor frecuencia destapan los detectives privados.
La paciencia, la intuición y, sobre todo, la capacidad de observación son cualidades imprescindibles de los detectives privados, quedando cada detalle, por mínimo que sea, archivado en sus mentes. En el caso de estar siguiendo a una persona por una supuesta infidelidad, por ejemplo, la forma en que mueve las manos, cómo mira o cada uno de sus gestos pueden ser indicios claves para estos profesionales cuya máxima es pasar desapercibidos entre el gentío.
Con la crisis, la investigación de temas matrimoniales -infidelidades o vicios inconfesables de alguno de los cónyuges- ha descendido considerablemente. Sin embargo, los casos de empresarios que investigan los ´periodos de enfermedad´ de algunos de sus empleados, porque sospechan que están fingiendo una baja, están en alza. Además, en la mayoría de estas situaciones las sospechas son ciertas.
El caso más común en cuanto a fraudes laborales es el de aquellos trabajadores que tienen un negocio familiar y aprovechan una supuesta enfermedad para hacer unas horas extras. La tarea de estos profesionales en estos casos es aportar las pruebas necesarias del engaño al empresario, tras lo cual la compañía procede al despido procedente del trabajador.
Además de la investigación de posibles infidelidades, también recurren a ellos personas que ven indicios de que sus parejas tiene ciertas adicciones, por ejemplo, algún problema de ludopatía o de drogas.
Los detectives privados juegan también un papel clave durante el proceso de separación. En este sentido, uno de los casos más repetidos es cuando uno de los cónyuges se niega a pagar la pensión a su hijo alegando que no tiene solvencia económica.
Fuente: farodevigo.es
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