Cuando surge la necesidad de contratar a alguien para que se encargue del cuidado de menores o ancianos, acertar con la persona adecuada y confiar en ella no siempre es fácil.
A veces, poseer buenas referencias no es suficiente y, ante una cuestión tan delicada, surgen múltiples dudas. No todas las personas están cualificadas para atenderles de forma idónea.
En estos casos, el trabajo del detective supone la observación de las actividades de esa persona durante su jornada laboral, cuando se encuentra con ellos, pudiendo conseguir las pruebas necesarias con las que confirmar sus sospechas, e incluso denunciar los hechos ante un tribunal de justicia si fuera preciso o, de lo contrario, darle la tranquilidad y confianza que necesita.