Cada vez más progenitores descontentos contratan los
servicios de investigadores privados para demostrar que otras familias han
cometido fraude en el proceso de escolarización, algo que puede afectar a todos los centros escolares, pero
se multiplica en los colegios concertados con más
renombre.
El detective privado, contratado por otros
padres, recoge pruebas gráficas y documentales para demostrar que la
familia no vive habitualmente donde está empadronada para
conseguir plaza en un colegio que no les pertenece.
El fraude más habitual es el de familias que se empadronan en otra casa, de parientes o amigos, cerca de la escuela elegida y que no es su residencia habitual, pero uno de cada tres casos por escolarización está relacionado con falsos divorcios, ya que los hijos de familias monoparentales reciben dos puntos más en la baremación. En estos últimos casos también entran en juego los detectives, que se encargan de seguir a estas parejas para recabar pruebas de que en realidad hacen vida en común.
Fuente: Sur.es
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